Durante una jornada organizada por el autor para estudiar los registros arqueosismológicos de la Alcazaba de Almería con miembros de la dirección del Instituto Geográfico Nacional, el arqueólogo virgitano Lorenzo Cara Barrionuevo nos dio a conocer la existencia de un legajo con numeración 2495 conservado en el Archivo Histórico Nacional, conteniendo numerosos documentos sobre el terremoto del 25 de agosto de 1804.
Alertados por la ausencia de referencias a esta fuente en la bibliografía del terremoto de 1804, tras consultar el legajo en el Archivo Histórico Nacional, se halla un extenso legajo que recoge más de un centenar de documentos escritos desde numerosas localidades de la baja Alpujarra, el Poniente almeriense, Almería capital y el oriente granadino, que recoge la correspondencia oficial mantenida entre el gobierno y las autoridades de las localidades afectadas.
El contenido de este legajo, de incalculable interés para nuestra inteligencia del terremoto, no ha sido, hasta la fecha, objeto de análisis sismológico. Por ello el presente trabajo tiene como principal objetivo, la recopilación, transcripción, divulgación y análisis de su contenido, que amplía en muchos órdenes de magnitud nuestro conocimiento sobre esta importante serie sísmica.
Una monografía sobre los terremotos de 1804 no estaría completa sin incluir otras fuentes que en los últimos años han ido viendo la luz. Un ejemplo serían los diarios del viaje del botánico y naturalista Simón de Rojas por las localidades afectadas, que ofrecen una interesante visión del estado de la investigación científica a inicios del siglo XIX y cuyas páginas contienen valiosos detalles sobre los efectos geológicos del terremoto.
El creciente interés por la historia local y las herramientas de divulgación por internet también permiten identificar algún documento inédito, o retales de información procedentes de pequeños archivos o fuentes menores, pero que indudablemente suman al objetivo de este trabajo. Por ello, además de dar a conocer el contenido del legajo 2495, esta obra se puede considerar como un intento de puesta al día de la información disponible sobre el terremoto de 1804.
Un trabajo de sismicidad histórica, realizado hoy, ya no puede limitarse a largas horas de biblioteca. El terremoto de 1804 no solo dejó rastro en la paleografía de documentos de 1804, sino también en los edificios, monumentos y el urbanismo de los pueblos afectados, cuando no en el mismo terreno sobre el que se asientan. Estos testimonios físicos también merecen atención, análisis y divulgación. Así, este trabajo no podría entenderse sin el extenso trabajo de campo que lo acompaña, dando apoyo material a la información dirimida de los textos. Esta metodología multidisciplinar, más próxima a las actuales exigencias en investigación, también va encaminada a estimular el interés hacia este terremoto desde otras disciplinas vinculadas la ingeniería sísmica como son la edificación, arquitectura y geología.